Cuando estaba en 3er año de la universidad me peleé con mi mama y tuve que aprender a vivir sola. Para mantenerme vendía cosméticos al crédito, pero en aquellos años (no crean que son tantos), no existían las compañías multinacionales de cosméticos que hay hoy en Nicaragua. Realmente el país estaba empezando a conocer la vida capitalista y tampoco había cultura de pago. Un día le vendí una pintura de labios a una mujer de estatus acomodado que ya estaba como de mi edad ahora (yo la miraba viejísima) pero hoy me doy cuenta que no estaba vieja, sino mal arreglada. Resulta que la señora al parecer no tenía intenciones de pagarme. Un día le dije que recordara traerme el dinero de la pintura de labios y me dijo algo que en ese momento me dolió por todo mi ser:
- ¡QUE HORRIBLE QUE ES DEBERLE A GENTE POBRE!. Gritó ella.
Eso dolió, dolió un montón. Pero cuando reaccioné yo en mis adentros recordé que nunca había sido una persona pobre, que aunque no tuviera nada que comer por andarme peleando con mi mama, no era una persona pobre, no me sentía pobre y se me vino a la cabeza algo que nunca le dije a esa mujer, pero que me dio valor para cobrarle a ella y a todos los demás a partir de ese día. Yo pensé en mis adentros “…que horrible que te deba gente pobre, que aunque tenga dinero, es pobre”.
Desde ese día me prometí a mi misma que no me volvería a sentir mal cobrando y que haría todo de mi parte para disfrutar de esa tarea. De hecho, es la parte que más disfruto de mi trabajo hoy en día, realmente lo disfruto, me divierte cobrar y no conozco mucha gente que se sienta así con esa labor.
He visto en reiteradas ocasiones como el personal de cobranzas de las empresas es entrenado para hacer cobros efectivos, y en efecto, los clientes les pagan, pero con la promesa de no volver jamás a tu negocio. En nombre de los resultados, la gente de cobranzas agresivas tira por tierra la gran labor que han hecho los de ventas y operaciones por enamorarte a un cliente. He visto también como los de ventas, en nombre de los resultados, tiran por tierra la labor futura de la gente de cartera porque, por cumplir una meta, se pasan por encima todos los procedimientos que garantizan una recuperación correcta.
Si hay algo de lo que me convencí antes de los 40, gracias a Dios, es que la mayoría de los humanos perdemos el tiempo y el dinero por elegir las estrategias incorrectas, pues creemos que las estrategias más elaboradas son las más sólidas y en mi profesión miro diariamente algo que es totalmente opuesto a esto: PEQUEÑOS Y CORRECTOS CAMBIOS EN MÍ, GENERAN GRANDES Y DURADEROS CAMBIOS EN LOS DEMÁS. Puede que tengamos las metas claras, pero las metas no bastan, si no se tiene una estrategia correcta, y como estamos desesperados o no estamos disfrutando lo que hacemos, no pensamos claramente las estrategias y no disfrutamos el camino a la meta. Te pongo un ejemplo: si tu meta fuera llegar a la punta del Monte Everest. Tu estrategia para alcanzar esa meta puede ser variada, desde escalar por la pared oeste, o, escoger el día más despejado para alquilar un helicóptero te lleve allí, hasta construir una vía de ferrocarril vos solito durante 80 años para que luego te montés en un tren y te lleve hasta arriba, o… una infinidad de formas que podrías tener para llegar. La que vos elijás será la que te permita disfrutar de llegar a la meta, y en esto de la cobranza he visto una y otra vez como la gente se va por la opción de construir una vía de ferrocarril y luego quejarse de que esta tarea es realmente dura.
Empecemos por preguntarle a los que trabajan en esto si disfrutan de la tarea de tener contacto con la gente a la que le cobran.
No vayamos largo. He visto muchísimos pequeños empresarios que inician con gran amor sus negocios y cuando les toca cobrar… prefieren cerrar! antes que exponerse a eso. Ellos mismos me escriben a mi correo y me cuentan cómo les duele esto. He visto colegas míos decir que este trabajo no da, porque no se atreven a cobrar y su flujo se les viene al suelo. He visto mucha gente sufrir por cobrar y no cobrar por sufrir. Es por ello que en el mes de abril del 2012, daré un seminario que muchos de mis clientes me han pedido: DISFRUTE LA COBRANZA. Todos los que deseen desarrollar esta habilidad están cordialmente invitados.
En esto recordemos siempre que delante de todos nuestros pasos está Dios. “Se equipa el caballo para el día del combate, pero la victoria pertenece al Señor”. Proverbios 21, 31.
Si alguno de mis clientes se está preguntando si me reconcilié con mi mama y si me pagó la mujer de la historia, la respuesta es sí a las dos cosas.
2 comentarios:
Publicar un comentario