El 30 %


Hace 4 años me puse a dieta, con nutricionista y todo el cuento. Era de esas dietas de verdad, ricas, donde comés bastante pero distinto. Donde no te morís de hambre, lo cual estaba bien para mí porque me gusta comer como contratada, aunque me mandaron a comer comida de pajarito, puras frutas ricas y deliciosas, verduritas y legumbres, puro monte. Hasta sembré un plantío de sandías en el patio de la casa para darme gusto cuando quisiera. Y la nutricionista me quitó el azúcar y la grasa. Las dos fuentes de energía de mi cuerpo. Por supuesto, después de dos meses de dieta me puse “bien bonita”. Y después de ponerme a dieta me puse lenta, y débil, tanto que 60 días después no me podía levantar de la cama, ni pensar bien. Estaba de mal humor todo el tiempo. No tenía fuerzas para planear mi futuro. Estaba realmente pesimista y enojada. Bella pero enojada por la falta de energías.
Y después de toda esta experiencia me puse a pensar en toda la gente del mundo que no ha crecido con una buena alimentación, que durante toda su vida han sido pobres y que pocas veces han tenido acceso sostenido a nutrientes balanceados y fuentes de energía para sentir fuerzas físicas y pensar bien, fuerzas para trabajar y salir adelante, para ver el futuro de forma optimista y exitosa.
Me puse a pensar que, si a mí, después de tener toda una vida de excelente alimentación, me quitaron solamente dos elementos nutricionales (el azúcar y la grasa), en dos meses se me acabaron las fuerzas para luchar y pensar bien… cómo será la visión de futuro de aquellos que nunca han recibido, ni reciben actualmente una alimentación adecuada. Recordé que muchas veces he juzgado a alguna gente por no querer salir adelante a pesar de que uno les quiere dar la mano y entonces dejé de juzgar.
Resulta que el domingo andaba de paseo por allí, por un centro comercial de mi linda Managua y vi que, el muchacho que cobra en los jueguitos donde montamos a los niños, estaba almorzando con una sopita, (que para no decir la marca sólo diré que viene en un tarrito de poroplast que te alcanza en la mano y trae tallarincitos pre cocidos, una bolita de petit pois, un grano de maíz, 5 mini partes de zanahoria y 3 chacalines). Y se me vino de golpe a la mente y a mi corazón la historia y las consecuencias de mi dieta. Me pregunté ¿Cuánto costaba una sopita de esas? Y como jamás las compro me dispuse al día siguiente a hacer mi formal investigación en una pulpería de Managua. Los resultados oficiales de la investigación son los siguientes:
Una de esas sopitas cuesta C$ 13.00 en la venta. Ojo: busqué la venta más popular
En la misma pulpería también compré 1 huevo (sí, sólo uno) a 3 pesos, más medio litro de leche, a 9 pesos y 1 bollo de pan a 1 peso. En total, en tres alimentos altamente nutritivos y llenos de fuentes de energía me gasté lo mismo que este muchacho se gastó en su almuerzo del domingo escaso de nutrientes y lleno de químicos. Y lo más divertido es que cuando estaba en la pulpería comprando me quedé un rato viendo como cada persona que llegaba, generalmente niños, gastaban más o menos C$ 30.00 en promedio, en cosas que no necesitaba para alimentarse. Entonces decidí no juzgarlos. Al fin y al cabo, a toda esa gente y a ese joven que estaba almorzando, no les quedaban en el cuerpo muchas energías para tomar mejores decisiones.
Luego recordé que en los talleres de finanzas personales que les doy a los empleados de mis empresas Clientes, en uno de los ejercicios numéricos ellos llegan a la conclusión que gastan aproximadamente el 30% de su salario en cosas que no necesitan. En estos talleres, los empleados han demostrado con números, que algunos de sus comportamientos más arraigados e innecesarios los hacen gastar aproximadamente C$35.00 diarios, lo cual representa al mes C$ 1,050.00. Por lo tanto, un trabajador que gana C$ 3,500.00 al mes, gastará el 30% de sus ingresos en chucherías para la cena y taxis por levantarse tarde.
    
Y ya para terminar les cuento que una vez comprada, me tuve que comer la sopita, era parte de la investigación… sólo que le eché el medio litro de leche y el huevo, y me la comí con el bollito de pan. Vieran qué rica que estaba… 
¿Y vos? ¿Cuántos de tus gastos van a cosas que no tenés presupuestadas y que no te le dan fuerzas y valor a tu vida?