Siempre he dicho que La Biblia es el mejor libro de Administración de Empresas del mundo. Basta leerla y vas a encontrar lo que andás buscando.
Sólo fijate lo que dice en el libro del Génesis, Capítulo 11, Versículos del 5 al 7, cuando los humanos, hace más o menos 5 mil años, decidieron construir una torre (la de Babel), para llegar hasta el cielo. Y dice: «Pero el Señor bajó a ver la ciudad y la torre que los hombres estaban construyendo, y dijo: si esta es la primera obra que realizan, nada de lo que se propongan hacer les resultará imposible, mientras formen un solo pueblo y todos hablen la misma lengua. Bajemos entonces y una vez allí, confundamos su lengua para que ya no se entiendan unos a otros».
¿Qué te parece? Y esta es Palabra de Dios! No es palabra de la Coralia Guerra, ni de Peter F. Drucker, ni de Stephen Covey, ni de Ram Charan, no, no, no. Esta es palabra de Dios. O sea, cierta aunque no nos guste. Tan cierta como los estados financieros de tu empresa.
Desde hace 5 mil años, ya se hablaba de trabajo en equipo y de los resultados que esto tiene en nuestras empresas: “podríamos llegar al cielo”. Pero algunas veces los empresarios no creemos que los negocios y Dios tengan mucho que ver. Recuerdo que cuando era empleada de una empresa, una vez me tocó reunir a los 43 gerentes de todas las áreas para un evento de planificación estratégica y me dio mucho gusto ver que ese día todos hablaron el mismo idioma, todos se divirtieron, la pasaron bien, hablaron de un futuro exitoso y por primera vez en la historia de esa empresa no hubo discusiones, ni reproches, ni pleitos. Me sentí tan contenta que al final de esa sesión, les pedí a todos que se tomaran de la mano y que hiciéramos una oración al Señor para agradecer por un día tan bonito. Pude ver en sus caras que a todos les gustó hacer eso. Sin embargo, al finalizar la oración, el gerente general se me acercó y me dijo que no volviera a hacer eso, que nada tenía que estar haciendo Dios allí. Hace varios años que los resultados en esa empresa no van muy bien, y no es porque Dios te castigue si no estás con él. Es porque si querés emprender una obra sin Dios, posiblemente lo logrés y tengás éxito, pero cuando Dios mire que toda la gloria va para vos, y no para él, confundirá tu lengua para que no te entendás con otros y no llegués hasta el cielo, porque Dios es un Dios Celoso. Sólo él es Dios.
Desde hace 5 mil años, ya se hablaba de trabajo en equipo y de los resultados que esto tiene en nuestras empresas: “podríamos llegar al cielo”. Pero algunas veces los empresarios no creemos que los negocios y Dios tengan mucho que ver. Recuerdo que cuando era empleada de una empresa, una vez me tocó reunir a los 43 gerentes de todas las áreas para un evento de planificación estratégica y me dio mucho gusto ver que ese día todos hablaron el mismo idioma, todos se divirtieron, la pasaron bien, hablaron de un futuro exitoso y por primera vez en la historia de esa empresa no hubo discusiones, ni reproches, ni pleitos. Me sentí tan contenta que al final de esa sesión, les pedí a todos que se tomaran de la mano y que hiciéramos una oración al Señor para agradecer por un día tan bonito. Pude ver en sus caras que a todos les gustó hacer eso. Sin embargo, al finalizar la oración, el gerente general se me acercó y me dijo que no volviera a hacer eso, que nada tenía que estar haciendo Dios allí. Hace varios años que los resultados en esa empresa no van muy bien, y no es porque Dios te castigue si no estás con él. Es porque si querés emprender una obra sin Dios, posiblemente lo logrés y tengás éxito, pero cuando Dios mire que toda la gloria va para vos, y no para él, confundirá tu lengua para que no te entendás con otros y no llegués hasta el cielo, porque Dios es un Dios Celoso. Sólo él es Dios.
En el nuevo testamento también están los evangelios y las epístolas, estos libros son los mejores que hay sobre liderazgo. Sus tendencias han perdurado por más de 2 mil años y no pasan de moda. Sólo hay que imaginarse a Jesús como un Gerente General y a los apóstoles como sus gerentes de línea. Por ejemplo, imaginémonos a un Pedro como su Gerente de Operaciones, o a un Pablo como su Gerente de Ventas (buenísimo por cierto), o a un Judas como el sapo puñalero que nunca falta en una empresa. Y Si a Jesús lo crucificaron… ¿qué te hace pensar que a vos como gerente no te podrían hacer lo mismo?
Te invito a que encontrés en La Biblia toda respuesta que andás buscando para tu empresa. Allí también te dirán como incrementar tus ventas y como tener éxito en épocas de crisis. Y si encontrás versículos que te inspiren, o querés compartir con los lectores algún versículo que te haya dado resultado con algún problema empresarial, te ruego citarlos en los comentarios del BLOG para que otras personas se inspiren también.
2 comentarios:
Publicar un comentario